LAS SEMILLAS GERMINAN EN LA OSCURIDAD
- Mercè Brey
- 25 mar
- 3 Min. de lectura
No hace falta ser demasiado avispadx para darse cuenta de que las reglas del juego han cambiado de la noche a la mañana. Nos deslizamos hacia un contexto que apunta poco amigable para vocablos que, hasta la fecha, estaban en la boca de muchxs.
Diversidad, equidad, inclusión… parece que han perdido su brillo o, mejor dicho, su luz. Aparenta que toda replegar banderas y guardarlas en el trastero, pues ya no apetece enarbolarlas como antes.
Recuerdo que, el ocho de marzo de 2018, en el hotel de Argentina donde me hospedaba me regalaron un ramo de rosas para conmemorar el Día de la Mujer. Ese mismo jueves, horas más tarde, el comandante del avión que tomé de regreso a casa, dirigió unas palabras de reconocimiento y felicitación a las mujeres que estábamos en la aeronave.
Este año, en contraste, por estos lares, el 8 de marzo ha sido un día pasado por agua. Apenas una exigua manifestación donde yo vivo. Menos noticias en la prensa y en las redes sociales y varias de ellas claramente enfocadas a la confrontación. Se me antoja una triste premonición de lo que está por venir.
Lo que te acabo de describir, tan solo pertenece al mundo de las percepciones. Vayamos a lo objetivo, a las cifras, a ver si la cosa pinta distinta.
“Pero hay otra mirada posible, esa que afirma que es, precisamente, en momentos de alto contraste cuando merece la pena seguir avanzando. Quizás este contexto nos brinda una excelente oportunidad para una reflexión individual y sincera, para que cada quien decida si evoluciona o involuciona en esta materia.”
Según la consultora Grant Thornton, el 38% de los puestos directivos están cubiertos por mujeres en España. No está mal. Sigamos. El 19,3% de posiciones CEO las ocupa una mujer, bajando del 31% en 2023. Como presidentas de compañías, el 4,5% del total y como socias en bufetes de abogados y similares, 10,3%. ¡Ay, ay, ay!
Vamos con la brecha salarial. Estancada en los últimos tres años y creciendo en el último año, cuando se ha situado en un 19,6%. Un apunte más: la brecha en la pensión por jubilación es del 45%.
Echemos un vistazo al contexto internacional. Un líder que pinta mucho impone decretos que eliminan programas de diversidad en el gobierno y que, además, amenaza con sanciones a empresas que implementan políticas inclusivas. A tener en cuenta.
¿Y qué están haciendo las grandes empresas que en su momento fueron referentes en pro de la diversidad, equidad e inclusión? Según el diario Expansión:
Apple, Costco, Delta Air Lines y Patagonia afirman que siguen apostando.
Google, Amazon, Meta, McDonald's, Ford, Harley-Davidson, entre otras, ya han dicho que se repliegan. Y la City ha manifestado que no habrá objetivos de inclusión e igualdad.
¿Y los fondos de inversión, esos actores silenciosos que marcan tendencia?
Pues Bank of America y BlackRock han eliminado las referencias explícitas a políticas DEI en sus informes anuales.
Creo que no hace falta ahondar mucho más para ver por donde van los tiros.
Visto lo visto, unx puede tener la tentación de caer en el desánimo, de ver el vaso medio vacío, de sentir que la inercia de la involución va a ser arrolladora.
Pero hay otra mirada posible, esa que afirma que es, precisamente, en momentos de alto contraste cuando merece la pena seguir avanzando. Quizás este contexto nos brinda una excelente oportunidad para una reflexión individual y sincera, para que cada quien decida si evoluciona o involuciona en esta materia. Aquí algunas posibilidades para quien quiera indagar (o indagarse):
¿La diversidad inclusiva es un camino o una meta?
¿Es una tendencia o una consecuencia?
¿La diferencia suma o resta?
¿La incorporación de miradas distintas a la propia enriquece o empobrece?
¿Es la confrontación el camino que debemos seguir?
Como le dije hace poco a una persona que me preguntó al respecto, “las semillas germinan en la oscuridad”.